JUJUY UNA VIDA ENTRE LOS CUBANITOS Y LOS HELADOS

La ciudad de Gral. Guemes cumplio 133 años de vida y como toda ciudad tiene sus calles llenas de personajes de vida: Quizás si preguntamos por Miguel Miranda, muchos no sabrán de quién hablamos; pero si preguntamos por “Jujuy”, entonces todos sabrán qué responder. Y es que la identidad de aquella persona, que con su carro recorre las calles de General Güemes ofreciendo cubanitos y mani en invierno, ó helados en verano, está mucho más asociada a la provincia de la cual provino que al nombre que acredita en su documento.
Miguel arribó a esta ciudad a mediados de los "80 para vender helados y nunca más se fue. Treinta y cuatro años después, su vida no ha cambiado demasiado, aún continúa empujando su carro, pero cuando hace frío, el maní y el cubanito reemplazan a la crema helada.
Nació en el ingenio La Esperanza hace 62 años, su padre era mecánico y en muchas oportunidades su trabajo lo llevaba a otras ciudades. Miguel era el mayor de tres hermanos y siempre acompañó a su padre a donde éste iba, pero no se quedaba de brazos cruzados, buscaba qué hacer para ganar algo de dinero.
“La primera vez que vendí helados fue en el año 1965, tenía 14 años y fue en Bolivia, pero ya desde los 10 años vendía globos, pescado y también salía a lustrar”, recuerda con nostalgia Miguel.
En Aguaray estuvieron en 1967, ese fue el año de la aparición del famoso picolé. “Vendía muchísimo, también me dediqué a la venta de verduras, parece que era bueno porque muchos me buscaban para que les vendiera sus productos”.
De regreso en Jujuy continuó por muchos años con la venta de helados. A principios de los "80 conoció a don Antonio Nieva, quién se dedicaba a la elaboración de helado en la ciudad de General Güemes: “Me propuso venir a esta ciudad, porque aquí no había heladeros, acepté y vine”, rememora Miguel. “Llegué el 29 de agosto de 1980 con 28 años. Los primeros meses fueron duros por lo que estuve a punto de regresar a mi provincia. No vendía casi nada y cuando ya se acercaba el invierno del 81, apareció don Miguel Nadir, quien se dedicaba a la fabricación de cubanitos. El me ofreció sus productos y me fue mejor; pasaron los años y aquí estoy”, recuerda resumidamente. En 1986 cambió de elaboradora de helado: “Cambié por la familia Cardozo y con ellos sigo hasta el día de hoy”.
Jujuy caminaba casi todos los barrios de Güemes, pero hoy solo se lo ve en el centro. “Salgo a las 15 y trabajo hasta las 24, solo si hay una fiesta patronal salgo antes, por lo general la mañana la dedico a buscar los cubanitos y el maní o el helado, también a realizar otros trámites”, aclara Miguel.
Vive en una casa que alquila en el barrio San Roque, compra comida hecha o come en el lugar, no cocina, solo a la mañana se hace un té. “Gasto un promedio de $ 100 por día, por lo que necesito juntar $ 200 y los hago, con mayor o menor facilidad, a veces llego a los $ 400”.
Amigo de todos, conversa con cada cliente: “Me sorprende que en varias ocasiones me dijeron que envidian mi forma de vida, porque no tengo preocupaciones, pero yo los veo con lujos y demostrando que tienen dinero, pero parece que eso trae más problemas que tranquilidad, eso me dicen y debe ser así”, expresó "Jujuy' quien se ha transformado en parte del paisaje de la ciudad de General Güemes.

La próxima vez que lo vea con su carro saludalo y contale que leiste esta nota aquí, de eso se trata la vida de vivir, viviendo.

Fuente: Sergio Tapia - El Tribuno.info/Salta

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